Maria Dolores by Edgar Nuñez... luz y sombra.
- Hector 
- 16 nov 2019
- 4 Min. de lectura

Este es un restaurante que tenia muchas ganas de ir, desde su apertura, ya que cuenta con el nombre de Edgar Núñez, gran chef mexicano, que, en sus otros restaurantes, como Comedor Jacinta o Sud777, ha sorprendido gratamente, forzándome a regresar en cada ocasión posible.
Pero empecemos con María Dolores. Ubicado dentro del hotel Atelier en Playa Mujeres, Cancún. El hotel es muy bonito, decoración simple, pero con mucho gusto y de esta mano sigue el restaurante. Decoración sobria, nada llamativo, con afán de buscar que lo que resalte sean los platos, no el lugar. Menú a la carta o de degustación.
Atención muy buena, camareros listos para atenderte, bien capacitados y muy agradables. Nos dieron la carta y toda nuestra mesa se inclinó por el menú de degustación de 12 tiempos (incluyendo el amuse bouche y los petite fours). Puros vinos mexicanos para el menú de degustación, casi todos de Valle de Guadalupe, alguno más de Parras y alguno de San Vicente. También existe la opción de maridar con aguas y jugos.
El Amuse Bouche consistió en una mezcla de hojas de huerto con jocoque y flakes o laminas de bonito, una hoja de lechuga con gel de vinagre y toques de mayonesa de chile xcatic y una infladita de frijol. En orden de gusto para mi fue la infladita que estaba espectacular, tenia un toque junto con el frijol como de chile tatemado que junto con la crema de rancho y el queso cotija le daba un toque genial. La lechuga estaba muy sencilla, pero tenia muy buen sabor, y la mezcla de hojas de huerto para mi gusto tenia mucho bonito lo que anulaba un poco el sabor de todo. Esto fue maridado con un Lumminaria Grenache Espumoso, de espectacular sabor y muy buen maridaje (este vino fue hecho en especifico para este restaurante, según me dijeron).
Siguiendo con nuestro menú fue un lingote de sandia ahumada con algas, trufa y agua de tomate… Este platillo tuvo diferencias en la mesa, a algunos les gusto a otros no tanto, a mi personalmente creo que el conjunto estaba muy bueno, con el agua de tomate matizando y unificando los sabores, creo que fue un plato fresco y de buen sabor. Acompañado por un Herencia Rose de Valle de Guadalupe, de sabores frescos, mucha sandia, jamaica, muy fresco y muy buena elección para este tiempo.

El siguiente platillo fue pepino con una crema de cacahuate en agua de chaya. Este para mi si no tuvo mucho chiste, no le encontré el sabor o el gusto, aunque a su favor, igual que el pasado, si hubo comensales que gustaron del mismo. Lo único digno para mi de este platillo fue el maridaje, ya que este Legat Sauvignon Blanc, con 3 meses de barrica, estaba simplemente espectacular.

El plato que vino a continuación fue mi favorito y el favorito de toda la mesa: Apionabo rostizado con hoja santa y una crema de queso cotija… soberbio, sabor espectacular, redondo; de este, podríamos habernos comido 3 más. Acompañado por un Lechuza Chardonnay SS de muy buen sabor, sin ser espectacular, pero de nuevo el Sommelier hizo una gran elección para maridar.

Continuamos con una jaiba suave capeada con mole coloradito que también estaba muy buena, el mole estaba delicioso y la jaiba muy bien lograda, la unión, aunque podría sonar raro estaba excelente. Para este platillo nos dieron un Corona del Valle Rose, con un color espectacular, y un sabor soberbio… de este si pedí otra copita más.
Seguimos con una totoaba perfectamente hecha acompañada de puré de malanga y ensalada de berros. Fue un plato muy bien logrado pero nada espectacular. Este venia con un Legat Chardonnay.

El platillo que seguía, creo que fue su mayor y más grande tropiezo. Era una “falsa costilla” con puré de ceniza de berenjena. El puré estaba espectacular, pero la “costilla” carne molida puesta a modo con un hueso como si fuera costilla, estaba francamente mala, era como una albóndiga demasiada hecha que desmerecía completamente de cualquier comentario bueno. Lo rescatable fue el puré de berenjena, que como menciono estaba increíble, y el acompañamiento, un Nebbiolo tinto de Lechuza de muy buenos aromas y muy buena evolución en boca.

Aquí ya empezamos con los postres, y como “limpiapaladares” nos mandaron un Sorbete de Limón con albahaca, crujiente de jengibre, chaya y salicornia y que, a pesar de, en teoría, ser solo un paso a los postres, estaba realmente espectacular. Regado con un Sauvignon Blanc de Corona del Valle.

Para el primer postre nos sirvieron una mezcla de aguacate, chícharo y coco que en conjunto estaba bastante agradable en boca. Acompañado de un Moscato de Mariatinto.

El ultimo postre era un helado de chirivía con crujiente de mantequilla, avellanas y bechamel de provolone. De los postres fue el que más gusto (solo atrás del limpiapaladares). Muy bien logrado y los sabores se mezclaban muy bien. Este vino con un Casa Madero Cosecha Tardía.

Para el final fueron un bombón de café de olla, un crujiente de higo confitado, y una pasta o ate de frutas, siendo el higo el que más gusto.

En general, le puse luz y sombras al articulo porque fueron sube y bajas, platillos muy buenos, otros buenos y algunos francamente malos… Aplausos al somellier por su maridaje ya que fue muy bien logrado independientemente del platillo, los vinos siempre funcionaron bien con ellos.
¿Regresaría? Si regresaría… tengo mucha confianza en este chef, ya que casi siempre me ha gustado mucho lo que hace; y a Maria Dolores en especial, porque en el menú a la carta tiene opciones que se me antojan mucho y porque la experiencia no fue desagradable, fue de luz y sombras…
Gracias por leerme
Hector.
A tomar en cuenta:
- Los precios son razonables para este tipo de restaurantes, en la carta el platillo más caro era de $450 pesos, pero había hasta en $140 pesos. 
- El menú de degustación cuesta $1450 pesos y tienes opción de maridaje con vino por $650 pesos o aguas y jugos por $350 
- Aquí puedes encontrar su locación y reservar: https://atelierdehoteles.com.mx/atelier-playa-mujeres-restaurante-maria-dolores 
























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